miércoles, mayo 03, 2006

Vigilado

De verdad que estar con las dos chicas en paños menores y mayores, dormido y despierto, comiendo, bebiendo, bebiendo y cambiando el disco clueco, por que hasta la radio se declaraba en día festivo, fue toda una delicia, que no se repite con frecuencia pero cuando se logra cuadrar es muy gratificante y estimulante para la energía perdida por horas laborales y otras horas productivas y reproductivas.

Sin duda alguna el olor del habitáculo parecía importado de las catacumbas, con sus bolsitas de humedad y todo en la pared, que estuvieron a punto de sucumbir si Pit llega a tener a mano una espatula de albañil y uno "liao" pa acompañar la desestucada, el resto bien a mi siempre me tocó la cama (en otras ocasiones hacemos pito pito golgorito y así todos pasamos por el sitio más duro, que suele ser un sillón primo de un sofá, sobrino de una tumbona) Pit se aferró al salón y allí plantó su bolso Viscontiano y sus bartulos y su libro de Sherezade eterno que al final terminó por respeto argentino.Mi Chirlina en el dormitorio conmigo, junto a la ventana ella siempre al fresquito pa que no le sude la mariposa.

Los días transcurrieron en calma, con sol con nubes con la belleza y frescura del campo de golf a nuestras espaldas, con sus bichitos volandos y sus tortolas y pajaros hambrientos, que se lanzaban voraces cuando se les echaba un mendrugo de pan, alguna hasta vigilaba la mesa desde lo alto pa ver si podía jalarse las sobras del desayuno, y es que uno ha visto muchos documentales de la 2, y no lo digo por hacerme el intelectual, pero ya se sabe, salen las letras, los bichos y a roncar, pero algo se queda.
Como dijeron las niñas, nuestra actividad desactivada, se centró en estar tumbaos, bebiendo, fumando y sin parar de reir, como dice la canción, y creando sobre lo que la naturaleza nos deja en nuestras costas, esos cayaos que van y vienen y que nosotros recogemos pa pintarlos como si fueran a ir al Gay Pride, y nos bañamos en la piscina, bueno había quien con el canto del gallo ya iba a ocupar las primeras filas, el bronceado fue de tostada al teléfono; y paseamos y me pusieron malo las tiendas cutres de baratijas de la playa y los empleados adormecidos a las diez de la noche esperando que les pasara el turno, y la vida y la juventud, por una basura de salario y es que a mi eso, que una vez vivi, me parece un golpe en el pecho con un palo de caña dulce, pero con sabor muy amargo, y en cada restaurante, buf las voces trepidantes o intrépidas de los amenizadores alcoholicos, alguno ya retirado, una rubia degañitada, y un cantante de música irlandesa, peludo, barbudo y oliente, que se llevaba la palma por su original repertorio y pinta, el sitio mu cuco. De los chinos mejor ni hablar.
Pero entre mano y mano al dominó pensante, y a la lectura mecánica de las tarjetas del Trivial, entre siesta romana y baños de sol, claro, y café y café y mi amigo Arehucas, ahí estaba él vigilando, pa colarse, pa meterse en mi cama, para retozar sin ningún tipo de pudor y para que yo lo viera y me pusiera nervioso, con su mirada tibia, y esa forma de restregar su cuerpo por todos lados, ahí estaba dispuesto a meterse en nuestras vidas con pasión y a salir de ella en cuanto su acción voyeur fuera descubierta y remojada, y todo por que sin duda él quería que desocuparabamos lo que pensamos era su espacio, para llevar posiblemente allí a su pareja y darle lo que necesitaba, un poco de marcha, un masaje, un arrumaco, y es que ya se sabe como es el pensamiento extraño de los gatos, vigilando y vigilado.

Lo de Muchachito, genial ya lo ha narrado muy bien las niñas, yo encantado con mi nueva piel y disfrutando de la música y de la compañía.

Les quiere ErPep.